
Los versos robados de Tutivillus
El diablillo en cuestión guardaba los errores durante las liturgias en un saco y con el tiempo se convirtió en el causante de que los escribas medievales omitieran palabras, que las tuvieran que tarjar o borrar desprolijamente, o que copiaran lo que no era. Lo llamaban Tutivillus, el “demonio de los copistas”, como lo describió el historiador francés André Vernet. Aunque se sospecha que su etimología remite a Tutilina, divinidad agrícola menor del panteón romano responsable de proteger l...